abril 17, 2024
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Mujer y oposición en Colombia

María-José-Pizarro-Rodríguez

Por: María José Pizarro Rodríguez

Representante a la Cámara por Bogotá
Coalición Decentes – MAIS

El 20 de Julio de 2018 tomamos posesión en esta curul de la Cámara de Representantes por Bogotá a nombre de la Coalición Decentes, esto después de una intensa campaña, de miles de voluntades y corazones inspirados en el sueño de mi padre y el de miles de hombres y mujeres que durante décadas han trabajado por un país distinto, una curul que también llena de esperanza a las nuevas generaciones, una curul que ganamos en un momento determinante para el país; por una parte nos estrenamos en el Congreso después de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC y por otra, estrenamos Estatuto de la Oposición después de unas elecciones presidenciales en donde por primera vez en la historia de Colombia las fuerzas alternativas y de oposición alcanzamos 8 millones de votos, síntoma de que algo está cambiando en el país. 

Ha transcurrido ya un año de nuestro ejercicio de oposición, por ello quiero referirme a lo que esto ha significado, haciendo con ello también, un ejercicio de memoria. Encontrándome aquí, en el Salón Elíptico del Capitolio como mujer, pienso en el duro camino que hemos tenido que recorrer; apenas en 1945 el Congreso de la República formuló una reforma a la Constitución con lo cual se logró el reconocimiento de derechos ciudadanos e igualdad de las mujeres con los hombres mayores de 21 años y apenas en 1954 se consiguió el voto femenino gracias a otra reforma constitucional, pero solo hasta el 1 de diciembre de 1957 se logró efectivamente el voto femenino en Colombia, curiosamente el único plebiscito que se había realizado hasta el 2 de octubre de 2016, cuando se llevó a cabo el Plebiscito por la paz, en el marco del proceso que se adelantaba entonces entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las FARC. 

Durante más de medio siglo nos hemos abierto camino, hemos avanzado en espacios en la economía, la academia, la vida pública y la política; por ejemplo, compitiendo junto con nosotras por esta curul para la Cámara de Representantes habían 637 aspirantes mujeres, pero solo 31 candidatas logramos un escaño, el mismo número que en 2014 y 11 más que en 2010. Son muchos los aspectos en los que aún nos falta avanzar, aspectos como el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias en sus hogares, en el trabajo y en general en la ciudad, así como el derecho a una sociedad libre de machismo y equitativa para todas nosotras. 

Pero también desde aquí como mujer, pero mujer de oposición pienso en todo el camino recorrido para lograr el reconocimiento y las garantías para el ejercicio de la oposición en Colombia. Algunos dicen que el concepto de Estatuto de Oposición apareció por primera vez en el marco del debate sobre el Frente Nacional, sectores demócratas liberales y de izquierda que se oponían a este Frente defendieron la idea del control político y derechos para la oposición, sin embargo fueron derrotados y se impuso la idea de la “alternancia” y con ello el 

régimen de exclusión que se extendió por décadas en el país, y que en cambio de conjurar la guerra abrió camino a nuevas confrontaciones, las mismas que llevaron al surgimiento del Movimiento 19 de Abril, esto después del fraude en las elecciones de 1970, movimiento del cual haría parte mi padre hasta la firma del acuerdo de Paz en 1990 y que llevó el 8 de marzo de ese año a la entrega de armas en Santo Domingo – Cauca, liderados por su comandante máximo y posterior candidato a la Presidencia de Colombia, Carlos Pizarro León Gómez. Sin embargo, la candidatura duró apenas 18 días, mi padre fue asesinado el 26 de abril de 1990 luchando en democracia por un país distinto y por una apertura democrática en Colombia.

“Hoy somos oposición, ejercemos
este derecho y desarrollamos
la propuesta que varias
generaciones buscaron concretar,
pero no queremos ser una
oposición a secas, trabajamos
para ser una oposición como
alternativa de poder”

La cosecha de aquellos años, de todas esas décadas de confrontación, fue la Constitución Política de 1991, con lo cual pasamos del Estado de Sitio de la Constitución de 1886 al Estado Social de Derecho y la garantía de los derechos humanos en la Constitución del 91. Entre los logros de la Asamblea Nacional Constituyente tenemos la figura de la tutela, la creación de instituciones como la Fiscalía General de la Nación y la Corte Constitucional, y otros grandes cambios como la libertad de culto, los derechos fundamentales, la democracia participativa, la descentralización y la elección popular de alcaldes y gobernadores; la carta magna también otorgó a los partidos políticos que no participaran en el gobierno los derechos de acceso a la información, uso de los medios de comunicación social del Estado, réplica frente a tergiversaciones o ataques públicos de los altos funcionarios, y participación en los organismos electorales. Sin embargo, pasaron más de 25 años y 11 intentos fallidos para que se promulgara la normatividad para estos derechos de oposición y fue gracias al acuerdo con las FARC que finalmente se logró la aprobación en el Congreso de dicho estatuto, el cual reglamenta los derechos de los partidos con personería jurídica que se declaren en oposición. 

Es así como en este periodo legislativo hemos estrenado dicho Estatuto, el cual contempla entre otras cosas, espacio en el Senado y la Cámara para la fuerza política que resulte segunda en la elección presidencial, la financiación para el ejercicio de la oposición, acceso a los medios de comunicación social del Estado o que hacen uso del espectro electromagnético, acceso a la información y a la documentación oficial, participación en mesas directivas de plenarias de las corporaciones públicas de elección popular, garantía del libre ejercicio de los derechos políticos y tal vez la más conocida por la opinión pública, el derecho de réplica. Ya son dos réplicas las que hemos ejercido, y aunque falta aún la aplicación y desarrollo del estatuto en su conjunto, vamos por buen camino. Hoy somos oposición, ejercemos este derecho y desarrollamos la propuesta que varias generaciones buscaron concretar, pero no queremos ser una oposición a secas, trabajamos para ser una oposición como alternativa de poder, buscamos construir y materializar la paz para dar vida a nuestros sueños, a nuestras ideas y a nuevos liderazgos, queremos ser una oposición integradora de lo diverso, lo étnico, lo generacional y lo territorial, una oposición multicolor y con enfoque de género; para eso cuenten conmigo.